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domingo, 1 de abril de 2018

Astronomía y astrología

Ella entró al bar decidía.
El atendía una mesa.

La puerta se abre y uno de los camareros la saluda.

-vengo a ver lo a él.

Él se voltea de golpe al reconocer su voz.

Deja los platos en la mesa como puede, la emoción no lo dejaba controlar sus movimientos de forma correcta.

Ella lo abraza como si tuvieran una vida sin verse las caras.
El la abraza porque para él ha pasado una vida entera sin poder verla.

Ella había regresado de un viaje de más de un mes pocos días antes.
Él le ofrece la mejor mesa, le sirve una buena copa de vino blanco y dulce, se la lleva a la mesa y se sienta con ella, a él no le importaba su trabajo en ese momento.

Ella le empieza contar sus historias del viaje, el trata de no perderse en el mar de sus ojos, sabe que si se pierde terminará naufragando en un mar de sentimientos.

Ella sonríe.
Él le devuelve una sonrisa y una mirada cargada de emociones.

Él tenía que cerrar el bar y ella tenía un compromiso.

Sin importar nada ella le dice:

-Quiero estar contigo hoy, no sé si tendré más tiempo durante varios días.
-Yo quiero aprovechar cada segundo que pueda pasar contigo.

Ella vivía trabajando, tenía su oficina portátil siempre encima.
Él tenía cada vez más proyectos entre manos, aparte de su trabajo a tiempo completo.

De alguna forma, las constelaciones, los planetas, la luna y las estrellas se alinearon, dando paso a una noche joven, para dos niñatos que solo luchaban por sus sueños a tiempo completo.

Él consiguió salir antes del trabajo, suben al coche de ella, sin darse cuenta se perdieron camino a tomar una copa y terminaron llegando a una parte de la costa, perfecta para ver las estrellas.

Bajan del coche, él le ofrece su brazo y ella lo recibe con una sonrisa, esa noche hacia frio, aun así, valía la pena estar en ese lugar solo por la vista que ellos tenían.

Ella veía la luna, las estrellas, la ciudad, el mar.
El veía sus ojos, el reflejo de la luna en el mar.

Él se quejaba de la contaminación lumínica, mientras intentaba contarle la historia de algunas estrellas.

Ella lo escuchaba, con una sonrisa dibujada en la cara.

Ella le explicaba como la luna afectaba su cuerpo y su ser, en luna llena, al final del día somos 70% agua, de alguna forma tiene que afectar.

Ella cree en la astrología.
Él sabe de astronomía.

Al pasar el rato deciden terminar la noche con una copa en algún bar cercano a la casa de ella.


Ella bebía sidra y el licor de hierbas.

Hablaron de sus vidas, de la pareja de ella, de la soledad de él, de la felicidad en la sencillez de las cosas y del presente, rieron sin parar, y se olvidaron de sus problemas, brindaron por la vida y las casualidades imposibles, pasaron las horas, las bebidas se calentaron y el bar cerro.

El la acompaño hasta su casa, le comento acerca de sus proyectos y sus sueños a futuro.
Ella le dio su apoyo, le deseo lo mejor, abrazo su brazo con fuerza por el frio que hacía.

Al llegar a la casa de ella, él se dio cuenta que su teléfono no tenía batería, ella se ofreció a llamarle un taxi, él se alegró, era muy tarde y tenía que trabajar al día siguiente.

Llego su trasporte, el la abrazo, le dio un beso en la cabeza y solo deseo volverla a ver en el menor tiempo posible.
Ella le beso la mejilla, haciendo que él se erizara sin darse cuenta.

Son dos niñatos que luchan por sus sueños, que tiene sus vidas y que solo se desea lo mejor para el otro sin importar que.

pequeñas historias sobre amor.
Jhon Wolass